Bienvenidos los días grises
- Paula Lanata Cedeño
- 2 jun
- 2 Min. de lectura
Un artículo que continúa ocho años después

Revisando mi blog descubrí que hace un año más o menos no subo algo nuevo. Haciendo una revisión histórica, se trata de un lapso de tiempo con dos cirugías, una mudanza y los primeros cuentos publicados. Me concentré en terminar mi libro, que se terminó aunque no ganó en su primera competición. Dejé descansar mi mente y mi cuerpo para recuperarme de las visitas al quirófano. Y el cambiarnos de casa trajo su propio afán, fines de semana dedicados a pensar juntos cada cajón, espacio y juego de nuestra casa. Así como reuniones con el arquitecto para definir materiales, colores y texturas.
Navegar entre la felicidad y la frustración es demandante desde el ámbito físico y espiritual. No tener autorización para entrar sola a la ducha y poner en pausa un sinnúmero de actividades en menos de 48 horas no fue fácil. Tuve una abstención en LinkedIn porque mi mayor logro semanal era completar la medicación y eso no es digno de una publicación. Sentía que los días se me iban entre efectos secundarios y limitaciones de movilidad postoperatorias. Pero esos días de gritar desde la cama pidiendo ayuda también fueron una pausa necesaria. Con lo lento que caminaba cuando me ponía de pie, no había detalle del que no me diera cuenta. Incluso sentir el sol o escuchar la lluvia lo ponía todo en su lugar.
No quiero que se sientan estafados porque llegados a este punto, no hay claridad de ese artículo que continúa ocho años después. Aquí va el contexto.
“Bienvenidos los días grises” fue el primero de más de 300 artículos (pueden ser más) que publiqué entre 2017 y 2020. Era un llamado a abrazar esas fechas del calendario donde todo nos cuesta el doble y aún lográndolo sentimos que no valió la pena. Entre influencers, viajes y vida social activa, darse una pausa para sanar y desconectar parecía una locura. Lo curioso, es que la oración anterior puede escribirse en presente sin problema. Ese artículo fue un suspiro en medio del scrolI y el conteo de likes. No pretendía ser una obra maestra, tampoco creo que lo fue, pero sí logró ser una puerta maestra. Para arrancar una rutina que no esperaba vivir tan pronto de escribir, corregir, soltar, soñar, evaluar y compartir.
Ocho años después, retomando mi blog siento que ese artículo de 2017 que se escribió en una laptop gigante que llevaba conmigo de una clase a otra en la universidad, está más que vigente. Sigo creyendo en la magia y la generosidad de la oscuridad, y sigo creyendo que es posible salir de ahí siendo más fuertes frente a la adversidad. Haciendo honor a la vulnerabilidad que me permitió escribir eso, considero que no hay mejor forma de terminar estas líneas que parafraséandolo, esperando que quien desee las haga suyas también.
Bienvenidos los días grises que nos bajan la velocidad y nos retan a pensar.
Que nos dejan mostrarnos como somos y con lo que duele.
Que generan tormentas mentales para luego regalarnos tregua y armonía.
Que nos hacen más fuertes y al final de la tempestad, nos recargan y alimentan.
Porque así de generosos son aunque nos damos cuenta de ello cuando están partiendo.


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